6 de mayo de 2020
Miércoles de la Cuarta Semana de Pascua
Queridos Fieles Católicos de Oklahoma,
Nos han alentado las numerosas historias de fieles católicos dando testimonio de la presencia de Jesús a través de su paciencia en el sufrimiento y en el bien que están haciendo por sus vecinos. ¡Gracias! Al mismo tiempo, todos estamos cansados del aislamiento, las amenazas a la salud y las dificultades económicas. Durante esta época pascual, confiamos y tenemos seguridad en las palabras de Nuestro Señor: “¡Ánimo, no teman, que soy yo!”
Después de que los Apóstoles vivieran la impactante crucifixión de su querido amigo y maestro, todo lo que creían saber con certeza se vio interrumpido y temieron por lo que vendría después. Después del triunfo de la Resurrección, encontraron alegría en la fe que compartían en Cristo Resucitado. En su época de miedo e incertidumbre, Jesús vino a ellos.
Después de su Ascensión al cielo, estos discípulos todavía tímidos se reunieron para celebrar Pentecostés en la misma habitación en Jerusalén en la que habían compartido la Última Cena y la primera Eucaristía. Habían compartido su sufrimiento y ahora compartían la esperanza en la gloria de Cristo Resucitado. Jesús había prometido que el Padre derramaría su propio Espíritu sobre ellos para guiarlos, dirigirlos y protegerlos a través de todas las pruebas y tribulaciones.
El don del Espíritu Santo nos asegura la presencia continua de Dios en nuestras vidas. No importa la circunstancia, él está con nosotros. Quizás el mayor sacrificio para los fieles laicos en estos últimos meses ha sido el ayuno del cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Cristo dado a nosotros en su presencia real en la Eucaristía. Oramos para que, en este tiempo de ayuno eucarístico, Dios los haya bendecido con un hambre profunda por esta comunión con Jesús y con todos los miembros de su Cuerpo, la Iglesia.
Para recordar la fidelidad de Dios y prepararnos para celebrar el nacimiento de nuestra amada Iglesia en Pentecostés, hemos decidido reanudar la celebración pública de la Misa en Oklahoma durante la semana del 18 de mayo y reanudar la Misa Dominical el 23 y 24 de mayo.
Debido a la naturaleza sin precedentes de estos desafíos, procederemos con precaución. La dispensa de la obligación de asistir a Misa y la práctica de Misas transmitidas en vivo se mantendrán para cualquier persona que desee esperar más tiempo antes de regresar al culto público. Estamos lidiando con una amenaza invisible a la vida de las personas, un virus que nuestros médicos y científicos más brillantes aún están luchando por entender. La tentación siempre presente en nuestra cultura estadounidense es querer soluciones inmediatas y actuar rápidamente, porque queremos lo que queremos y lo queremos ahora. Como Iglesia, debemos proceder con más deliberación.
Fundamentados sobre la orientación de líderes cívicos y autoridades de salud pública, así como en consulta con profesionales médicos locales, un grupo de trabajo compuesto por sacerdotes y laicos, y los Consejos Presbiterales de ambas diócesis, estamos emitiendo la “Línea de Tiempo y Procedimientos para la Reanudación de la Misa Pública y Vida Sacramental”, que estará vigente tanto en la Arquidiócesis de Oklahoma City como en la Diócesis de Tulsa y el Éste de Oklahoma hasta nuevo aviso.
Los procedimientos y el cronograma brindan precauciones generales, como el limitar el número de feligreses en cada Misa y pautas para la distribución de la comunión, al tiempo que brindan flexibilidad a cada parroquia y sacerdote para determinar qué funciona mejor para su comunidad.
Continuaremos monitoreando la crisis de salud y ajustaremos la implementación de los procedimientos según sea necesario. El lavado frecuente de manos y el distanciamiento social siguen siendo precauciones vitales para retrasar la propagación de esta enfermedad. Además, nuestros pastores aprenderán de usted y de los demás a medida que se implementen estas pautas, ajustando los procedimientos de acuerdo con lo que vayan aprendiendo. Así como los laicos se han sacrificado con su ayuno eucarístico, los sacerdotes se han sacrificado por su inhabilidad de proporcionar a los fieles este banquete celestial y celebrar los sacramentos con ellos. Anhelan volver a ver los rostros de sus feligreses.
Alentamos a los fieles a rezar la Novena al Espíritu Santo en preparación para Pentecostés con la intención particular de pedirle al Espíritu Santo que guíe, dirija y proteja a la Iglesia en Oklahoma en medio de estos tiempos peligrosos a medida que comencemos a celebrar nuevamente la Misa pública.
Ya sea separados por un virus o reunidos en comunidad, seguimos siendo hermanos y hermanas en Cristo.
Es en la oscuridad cuando él comienza a surgir. ¡Ven, Espíritu Santo!
Sinceramente suyos en Cristo,
Reverendísimo Paul S. Coakley
Arzobispo de la Ciudad de Oklahoma
Reverendísimo David A. Konderla
Obispo de Tulsa y el Éste de Oklahoma