Jonah Beckham, ordenado al diaconado transitorio en junio, continúa su formación en el Seminario St. Mary en Baltimore. Ahora se encuentra en la etapa final para convertirse en sacerdote, si Dios quiere, el próximo verano. El Diácono Beckham, quien recibió su formación inicial en la iglesia católica Saint John the Baptist en Edmond, se tomó un momento de su apretada agenda para responder una serie de preguntas y respuestas, ofreciendo una visión de su decisión de seguir el sacerdocio, su vida en el seminario St. Mary y más.
P: Cuando eras niño, ¿qué querías ser de grande? R: Cuando era niño, siempre pensé que sería jugador de béisbol. En la secundaria, pensé en convertirme en policía, y cuando llegué a la preparatoria, planeaba ser ministro de jóvenes.
P: ¿Cuándo empezaste a considerar el sacerdocio como una opción? R: Tenía 13 años cuando pensé por primera vez en el sacerdocio, pero no fue hasta los 16 que realmente creí que ser sacerdote era una posibilidad real.
P: ¿Fue un proceso lento, que requirió mucho discernimiento, o fue más como un rayo repentino? R: Fue un proceso lento. Ser sacerdote era algo que nunca había considerado ni deseado. Sin embargo, durante mi tiempo en la preparatoria, al involucrarme más en mi grupo de jóvenes, realizar ministerio parroquial y pasar tiempo en adoración, se me hizo claro que esto era algo que el Señor deseaba para mí. Con el tiempo, me di cuenta de que yo también lo deseaba.
P: ¿Cuál fue la reacción de tus familiares y amigos ante tu decisión de buscar el sacerdocio? R: Para mis mejores amigos, no fue una sorpresa. Estaba tan involucrado en mi parroquia que pensaban que terminaría siendo ministro de jóvenes, así que decirles que planeaba ingresar al seminario no fue una sorpresa en absoluto.
P: ¿Cuál ha sido el evento o realización más reveladora de tu camino en el seminario? R: Cuando estaba en el seminario universitario, recuerdo que alguien me dijo que no sabía cómo lanzar una pelota de béisbol. Me impactó porque fue una de las primeras cosas que mi papá me enseñó, y siempre asumí que todos sabían hacerlo. Aunque él no sabía hacer esto, sabía hacer cosas que yo no sabía. Me enseñó que no todos los seminaristas son iguales; venimos de diferentes antecedentes con diferentes hobbies e intereses que nos hacen quienes somos. Aunque no todos tenemos cosas en común, todos en el seminario estamos esforzándonos por seguir más de cerca a Dios en nuestras vidas y acercar a las personas a Él. En el seminario encuentras a personas con las que nunca pensaste que serías amigo, y terminan siendo tus amigos más cercanos.
P: ¿Cómo es un “día típico” para ti en el seminario? R: Un día típico en el seminario varía según la persona y el seminario, pero así es para mí:
5 a.m.: Me despierto.
5:30 a.m.: Oficio de Lectura (Liturgia de las Horas) con té (no me gusta el café).
6:45 a.m.: Oración de la mañana (Liturgia de las Horas).
7 a.m.: Santa Misa.
7:30 a.m.: Desayuno.
8:25 a.m. - 12:30 p.m.: Clases, ejercicio o reuniones.
12:30 p.m.: Almuerzo.
1 p.m.: Oración del mediodía (Liturgia de las Horas).
1:20 - 3:55 p.m.: Clases, reuniones o estudio.
4 p.m.: Hora Santa o conferencia.
5 p.m.: Oración de la tarde (Liturgia de las Horas).
5:15 p.m.: Cena.
6 p.m.: Tiempo libre o estudio.
9 p.m.: Oración de la noche (Liturgia de las Horas).
10 p.m.: Silencio en la casa.
P: Bien, sé que la gente debe comentar sobre tu voz profunda, ¿cierto? ¿Ha cambiado en los últimos años? Y cuando recibas tu primera asignación como sacerdote, ¿te da curiosidad ver la reacción en los feligreses cuando hables? R: Lo primero que la gente nota o comenta cuando conozco a alguien nuevo es mi voz, y sinceramente, lo entiendo. Desde la secundaria, siempre he tenido una voz profunda, y con los años se ha desarrollado aún más. En el seminario he trabajado con muchos sacerdotes maravillosos y con un entrenador de voz, no para cambiarla, sino para aprender a usarla correctamente con micrófonos y hablar claramente, ya que hablar con una voz profunda no siempre es fácil de entender. Ver las reacciones de la gente a mi voz siempre es divertido, pero me interesa más escuchar de mis feligreses si soy claro desde el ambón y si pueden oírme y entenderme.
P: A medida que te acercas a tu día de ordenación, ¿qué consejo de otros sacerdotes ha resonado más contigo? R: "¿Estás viviendo tu Hora Santa?" - Mons. Andrew Baker, presidente y rector del Seminario Mount St. Mary. Él hace esta pregunta a menudo para recordarnos la necesidad no solo de pasar tiempo con nuestro Señor en oración, sino también de llevar al Señor con nosotros y vivir nuestras vidas como hombres de oración.
P: ¿Qué palabras le dirías a otros jóvenes que puedan estar discerniendo el sacerdocio, pero enfrentan incertidumbre? R: La incertidumbre es normal y natural al discernir cualquier vocación en la vida. La vida no siempre es fácil, y podemos llenarnos de temores e inquietudes sobre el futuro y lo que debemos hacer con nuestras vidas. Acude a nuestro Señor en la Eucaristía, dialoga con Él en la oración y adoración, y pídele que te muestre tu camino. Nuestro Señor te ama y tiene un plan hermoso para ti, y si ese plan es el sacerdocio, di que sí. Es una hermosa forma de vida, y mi vida actual como diácono ha sido el mayor regalo que podría recibir. Espero con ansias ser sacerdote cada día más. Ten valor; el Señor está contigo.