Muchísimas cosas están fuera de lo normal este año. La pandemia ha cambiado nuestros puntos de referencia. El año escolar, el ambiente de trabajo, las temporadas de deporte, los viajes, los días festivos pueden cambiar en cualquier momento. Y aun cuando quizá participamos en la misa de manera distinta este año, el ciclo litúrgico de la Iglesia sigue ofreciéndonos continuidad en tiempos impredecibles.
En su belleza simple, el Adviento es uno de los tiempos más ricos del año. Las oraciones y las lecturas de la misa, así como los himnos y las antífonas de la Liturgia de las Horas, nos invitan a una reflexión callada que ensalza nuestra espera ansiosa mientras nos preparamos para la venida del Rey que viene a salvarnos. Aun para aquellos que no pueden participar en la misa en persona en estos días, existen maravillosos recursos para orar con la Iglesia y vivir el Adviento en casa, como Iglesia Doméstica.
El Adviento es un tiempo que nos ofrece rituales y tradiciones memorables para el hogar. El encender la vela de la corona de Adviento cada semana se puede convertir en un momento de oración y unión con la familia y los amigos. La anticipación y espera gozosa de los niños cuando abren las puertas o ventanas del calendario nos recuerdan por qué el Reino de los Cielos pertenece a los que son como niños.
Precisamente porque el tiempo de Adviento se caracteriza por la espera callada y la preparación sin prisas, puede fácilmente ser opacado por el bullicio comercial de las fiestas navideñas. En nuestra cultura consumista, el “Viernes Negro” ha sido extendido a “Lunes Cibernético”. En algunos años ni siquiera esperamos a que termine la cena de Acción de Gracias para comenzar las compras.
La búsqueda de ofertas y persecución frenética del regalo perfecto, las fiestas, las decoraciones y los viajes provocan un nivel de estrés y de estar ocupados que nos alejan de la reflexión. Este año incluso el estrés es más alto debido al COVID. No es de sorprender que muchos se sienten exhaustos y solos cuando la navidad por fin ha llegado.
Es muy triste, y sin duda un síntoma, que muchos de las arboles de navidad son removidos y esperan ser llevados a la basura apenas un día después de la navidad. ¿Pensábamos solo en los regalos? La temporada de compras puede que haya terminado entonces, pero la verdadera temporada de navidad apenas está comenzando. Como católicos, celebramos la Octava de Navidad el 1 de enero, honrando la Madre de Dios, y el tiempo de Navidad de hecho no termina sino hasta en la fiesta de la Epifanía. La verdadera Navidad ha sido eliminada de nuestra cultura, de la misma manera que el Adviento ha sido reemplazado por un sustituto comercial. ¿Qué podemos hacer? Podemos dejar que el Adviento sea Adviento y la Navidad sea Navidad.
Para poder celebrar la grandiosa fiesta de Navidad de manera adecuada, necesitamos las semanas de Adviento para prepararnos. Necesitamos las semanas de Adviento para reflexionar y experimentar la espera ansiosa que sentían los patriarcas y profetas y que aun puede encontrar eco en nuestros corazones. Es esa espera ansiosa la que grita “¡Maranatá! ¡Ven Señor Jesús!”
La palabra Adviento significa “venida”. Durante el Adviento nos preparamos para celebrar la venida del Señor en la historia, cuando nació de María en Belén para salvarnos de nuestros pecados. Nos preparamos también para su nueva venida en gloria para juzgar a las naciones con justicia y establecer el Reino de Su Padre celestial. Pero existe también el misterio de su venida en las bendiciones y gracias de cada día. Es una venida silenciosa y misteriosa que quizá podamos saborear y apreciar mejor este año debido a que la pandemia ha hecho que la vida sea mas lenta. ¿De qué manera manifiesta Dios su presencia y cuidado por ti durante estos días?
La Navidad no es solo el recordar nostálgico de un evento que sucedió en un lugar lejano hace muchos años. ¡Al recordar y meditar los misterios alrededor del nacimiento de Jesús, el Espíritu Santo abre nuestros corazones para que podamos experimentar su venida como algo nuevo para nosotros ahora! ¡Jesucristo nació para traer la salvación a nuestro mundo, y para traer el gozo y la esperanza a nuestros corazones el día de hoy!
Viene a sanar al mundo que sufre los efectos de una pandemia global y a hacer nuevas todas las cosas. La gracia del Adviento nos invita a experimentar su venida con un corazón nuevo, quizá, como si fuera la primera vez. El Señor viene a nosotros de manera oculta a través de su palabra santa. Viene en los eventos de su providencia amorosa y los eventos ordinarios de la vida. Viene especialmente a través de la celebración de los Sacramentos por medio de los cuales recibimos el don de la salvación para cada uno de nosotros.
El Adviento nos recuerda que lo que celebramos es mucho más que solamente recibir y dar regalos. Hay una razón real para regocijarnos. ¡Dios está con nosotros! ¡Hoy!