Durante el servicio conmemorativo de 1995 después del bombardeo del edificio federal en Oklahoma City, el gran evangelista Billy Graham, QEPD, dijo: "El espíritu de esta ciudad y nación no será derrotado. Nuestra fe profundamente arraigada nos sostiene. "Típicamente recurrimos a la fe en tiempos de crisis. Es lo que hacemos en Oklahoma.
De hecho, una medida recientemente aprobada por el comité en la legislatura estatal propone que el lema de la nación "In God We Trust/En Dios Confiamos" se anuncie en todas las aulas. En un momento en que nuestra nación está experimentando tragedias con frecuencia devastadora, ¿por qué no recurrimos a Dios para ayudar a dar forma a nuestra respuesta a la injusticia y la vulnerabilidad?
Desafortunadamente, a menudo fallamos en buscar la sabiduría y guía de Dios para prevenir y responder a estas tragedias. Ponemos nuestra confianza en la sabiduría de un tipo más mundano. Desde la masacre escolar más reciente en Parkland, Florida, ha habido muchos gritos de angustia y enojo llamando a una mayor seguridad en nuestras escuelas, incluso hasta el punto de armar a los maestros.
Muchos han pedido límites más estrictos para las armas de fuego o la eliminación de ciertos tipos de armas. Otros se han opuesto a estas propuestas igual de enérgicamente. Los legisladores parecen estar bloqueados. ¿Cómo podemos abordar y frenar esta creciente ola de violencia y proporcionar un entorno seguro para el aprendizaje?
Parece que estamos en un callejón sin salida. Estamos paralizados por diversos valores y lealtades que compiten entre sí. Una de las libertades estadounidenses más apreciadas es el derecho a portar armas, tal como está consagrado en la Segunda Enmienda de la Constitución. Lo que los fundadores quisieron con esta libertad ha sido debatido por más de 200 años.
Por otro lado, el Primer Mandamiento del Decálogo es claro: " Yo, el Señor, soy tu Dios… No habrá para ti otros dioses delante de mí.". Muchas cosas pueden convertirse en dioses falsos para nosotros exigiendo nuestra lealtad y sumisión de maneras que son idólatra. Estos podrían ser riqueza, placer o poder.
No es de mi competencia escribir políticas públicas. Pero como pastor, tengo la obligación de llamar a las personas de fe a un examen de conciencia. En este asunto de seguridad escolar, ¿nuestra fe en Dios ha sido eclipsada por una fe ingenua en nuestra capacidad de defender a nuestros hijos armándonos hasta los dientes?
No se equivoquen, soy un defensor de la Segunda Enmienda. Disfruto las libertades que garantiza la Constitución. Pero, podemos hacer ídolos de muchas cosas buenas simplemente valorando demasiado y sustituyéndolas por la confianza en Dios y la lealtad que se debe a Él y solo a Él.
Como personas de fe, somos rápidos en ofrecer oración a las víctimas de la violencia, especialmente a los niños inocentes. Y, deberíamos. Pero, estamos llamados a más. También estamos llamados a actuar. ¿A qué acción estamos llamados?
Para empezar, estamos llamados a arrepentirnos. Debemos comenzar reconociendo nuestra propia ceguera y pecaminosidad. Estamos llamados a volvernos al Señor y buscar su sabiduría y guía. Los caminos de Dios no son nuestros caminos. La historia nos muestra que el Señor abrirá un nuevo camino para aquellos que lo buscan y ponen su confianza en él.