La Eucaristía de Jesús es nuestra nueva Pascua que celebra una nueva libertad.
La celebración de nuestro Triduo Pascual comenzará el Jueves Santo con la Misa vespertina de la Cena del Señor, que será el 9 de abril de este año. La Última Cena fue la última celebración de la Pascua judía de Jesús y la primera celebración de nuestra Eucaristía. Nuestros hermanos y hermanas judíos finalizarán su celebración de Pascua o Pésaj una semana después.
La liberación de los judíos de la esclavitud de los egipcios es un gran evento y los judíos nunca lo olvidarán. Dios liberó a su pueblo de la esclavitud primero pidiéndole al faraón de manera amable y luego con brazo fuerte con nueve plagas. Pero el faraón no se conmovió. El último paso de Dios es también su declaración más fuerte. Declaración que finalmente rompe la obsesión del faraón de esclavizar a los judíos. Para liberar a su pueblo de la esclavitud física, Dios envió una décima y última plaga, la muerte de los primogénitos de egipcio.
Para recordar, y prepararse para este evento liberador de la décima plaga, Dios le dio instrucciones a Moisés sobre cómo iba a tener lugar el último paso antes de su liberación de la esclavitud, la celebración de la Cena de Pascua. La comida requería un cordero especial para comer y que la sangre del cordero se extendiera en las jambas de sus puertas. La muerte pasaría y no tocaría a las familias cuyas casas estaban marcadas por la sangre del cordero.
La sangre del cordero es el camino hacia la libertad y la vida. La sangre del cordero marca este pacto. La gente todavía se reúne hoy para celebrar el Pésaj, un término judío para el festival de la Pascua, y recordar su nueva libertad. Ellos comen una comida especial llamada Séder de Pésaj y tienen muchas otras costumbres para su celebración de toda una semana.
Encuentre un lugar tranquilo, un lugar cómodo, y siéntese con su Biblia y pase un tiempo con Dios y este pasaje de las Escrituras. Ore y reflexione sobre lo que sucedió entonces y las similitudes con la Última Cena y nuestro Señor en la cruz en la cima del Calvario. Abra sus Biblias al Éxodo, 12, 1-14, la primera lectura para la Misa vespertina de la Cena del Señor y vea el amor y el poder de Dios.
Como resumen, aquí hay algunas, no todas, las similitudes entre la Pascua judía y el primer Jueves Santo y Viernes Santo:
- El cordero judío de la pascua tenía que ser de un año, joven, y sin imperfecciones, puro. Jesucristo, el Cordero de Dios (según Juan el Bautista), era joven, santo y puro, no había pecado en su vida.
- El cordero pascual se sacrificaría en una reunión familiar y la sangre se esparciría en los marcos de madera de las puertas. Jesús fue crucificado frente a una multitud en el Calvario y su sangre se derramó por el madero de la cruz que se convierte en nuestra puerta a la vida eterna.
- El cordero pascual era un monumento y una cena para comer que debería conmemorarse cada año. Jesús, el cordero de Dios, en su última cena de Pascua, la Última Cena, dijo: “Tomad y Comed todos de él, porque esto es mi cuerpo”, “Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre”, y “Haced esto en conmemoración mía.”.
- La sangre del cordero de la cena pascual celebra la liberación de la esclavitud. La Eucaristía, donde participamos del cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesucristo, el Cordero de Dios, celebra la libertad de la mayor esclavitud, el pecado.
Dios es el mejor maestro. Comienza por lo que ya conocemos, lo que nos es familiar, en este caso la Pascua Judía, y luego, poco a poco, nos lleva a algo nuevo, nuestra nueva Pascua, la Eucaristía, nuestra Santa Misa.
El viaje desde la comida conmemorativa de la Pascua de Moisés hasta la celebración final de la Pascua del Señor, la Última Cena, lleva cientos de años, ¡pero vale la pena! La transformación de Jesús de lo viejo a lo nuevo, la cena pascual, el memorial y la celebración de la Eucaristía continúa dando vida y amor en cada celebración.
Los invito a arrodillarse ante el sagrario en su parroquia y hablarle a Jesús, orarle al Cordero de Dios. “Gracias, Jesús, por ser el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Ayúdame a asombrarme más cada día de tu presencia real y amarte más cada día en la Eucaristía. Amén.”
Los invito a leer las siguientes citas del Catecismo de la Iglesia Católica.
1362 La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, la actualización y la ofrenda sacramental de su único sacrificio, en la liturgia de la Iglesia que es su Cuerpo. En todas las plegarias eucarísticas encontramos, tras las palabras de la institución, una oración llamada
anámnesis o memorial.
1363 En el sentido empleado por la Sagrada Escritura, el
memorial no es solamente el recuerdo de los acontecimientos del pasado, sino la proclamación de las maravillas que Dios ha realizado en favor de los hombres. En la celebración litúrgica, estos acontecimientos se hacen, en cierta forma, presentes y actuales. De esta manera Israel entiende su liberación de Egipto: cada vez que es celebrada la pascua, los acontecimientos del Éxodo se hacen presentes a la memoria de los creyentes a fin de que conformen su vida a estos acontecimientos.
1364 El memorial recibe un sentido nuevo en el Nuevo Testamento. Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, hace memoria de la Pascua de Cristo y ésta se hace presente: el sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en la cruz, permanece siempre actual: “Cuantas veces se renueva en el altar el sacrificio de la cruz, en el que ‘Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado’, se realiza la obra de nuestra redención”.