by Pedro A. Moreno, O.P. Secretariado de Evangelización y Catequesis
No dicen mucho, pero lo que dicen es muy importante.
Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías son los famosos 12 profetas menores. Se les conoce como menores porque son menos extensos que los profetas mayores, y no menos importantes.
¡Abdías, el libro más corto de la Biblia, tiene solo 21 versículos y menos de 600 palabras!
Estos libros, los profetas menores, son ricos en profecía mesiánica, expresiones del amor de Dios por todas las personas y su llamamiento a vidas de amor y fidelidad. También tratan de promover el arrepentimiento entre el pueblo de Dios y otros, por las ofensas contra el Señor y la alianza, además de la revelar las consecuencias de no arrepentirse.
El Antiguo Testamento tiene muchos profetas, mayores y menores. Estos pequeños profetas son excelentes ejemplos para todos nosotros de que no necesitan decir mucho, pero hace falta decir algo. Debemos llevar a cabo la misión profética de comunicar la Palabra de Dios de maneras nuevas e innovadoras, incluso si no decimos mucho como Abdías.
Cristo es el profeta más grande y cada uno de nosotros, por nuestro bautismo, también participamos en la misión profética de Cristo. Aquí hay algunas citas del Catecismo de la Iglesia Católica sobre cómo nosotros, los bautizados no ordenados, los laicos, vivimos nuestra misión profética.
785 El pueblo santo de Dios participa también del carácter profético de Cristo. Lo es sobre todo por el sentido sobrenatural de la fe que es el de todo el pueblo, laicos y jerarquía, cuando se adhiere indefectiblemente a la fe transmitida a los santos de una vez para siempre y profundiza en su comprensión y se hace testigo de Cristo en medio de este mundo.
904 Cristo… realiza su función profética no sólo a través de la jerarquía… sino también por medio de los laicos. Él los hace sus testigos y les da el sentido de la fe y la gracia de la palabra. Enseñar a alguien para traerlo a la fe es tarea de todo predicador e incluso de todo creyente.
905 Los laicos cumplen también su misión profética evangelizando, con el anuncio de Cristo comunicado con el testimonio de la vida y de la palabra. En los laicos, esta evangelización… adquiere una nota específica y una eficacia particular por el hecho de que se realiza en las condiciones generales de nuestro mundo. Este apostolado no consiste sólo en el testimonio de vida; el verdadero apostolado busca ocasiones para anunciar a Cristo con su palabra, tanto a los no creyentes… como a los fieles.
906 Los fieles laicos que sean capaces de ello y que se formen para ello también pueden prestar su colaboración en la formación catequética, en la enseñanza de las ciencias sagradas y en los medios de comunicación social.
907 Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestarla a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres y la reverencia hacia los pastores, habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.
El mundo necesita profetas. Juntos debemos continuar la tarea de la evangelización como profetas del siglo XXI. Vivamos nuestra misión bautismal y digamos al mundo que Jesús los ama. ¡Compartamos la Buena Nueva porque también tenemos algo importante que decir!