Los mandamientos de la Iglesia, sobre los cuales he estado reflexionando en esta serie de artículos, son leyes establecidas por las autoridades pastorales de la Iglesia. De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, “tienen por fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo” (CIC 2041).
Nuestro crecimiento en el bien moral (y la santidad) se verá fortalecido y ayudado por nuestra participación en la liturgia de la Iglesia y los sacramentos, los cuales son canales de gracias para los discípulos que luchan por vivir una vida cristiana.
El cuarto mandamiento de la Iglesia dice: “abstenerse de comer carne y ayunar en los días establecidos por la Iglesia” (CIC 2043). El propósito de este mandamiento es doble. Por un lado, busca ayudarnos a prepararnos espiritualmente para ciertas fiestas especiales, como la Pascua. Y por otro, nos ayuda a crecer en nuestra disciplina personal y controlar nuestros apetitos físicos para que podamos despertar y ser más sensibles a nuestra hambre por las cosas del espíritu. “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). Dado que cuando abusamos libremente de nuestros apetitos físicos se opaca nuestra hambre espiritual, la observancia fiel de este mandamiento nos ayuda a crecer en libertad interior y aumenta nuestra hambre por las cosas de Dios.
¿Qué quiere decir la Iglesia cuando habla de ayuno y abstinencia? La abstinencia puede significar muchas cosas. Puede ser abstenernos de la televisión y las redes sociales. Para otros puede ser abstenerse del alcohol y relaciones sexuales. En el contexto de este mandamiento, sin embargo, la abstinencia se refiere a evitar comer carne, lo que significa carne de animales de sangre caliente. El pescado no es parte de esta norma de abstinencia.
El ayuno también puede tener varios significados y varios grados de intensidad. Por ejemplo, existe el mínimo ayuno eucarístico que exige que las personas que van a recibir la Sagrada Comunión se abstengan de comida por al menos una hora antes de recibir el sacramento. Es precisamente a la luz de este precepto de la Iglesia que la norma del ayuno tiene un significado más preciso. Significa que solo podemos hacer una comida completa a lo largo del día. Esto puede ser cambiado por dos comidas ligeras, que juntas se combinen para hacer una comida completa. Aun cuando se prohíbe comer cosas entre comidas, está permitido tomar líquidos en cualquier momento.
De nuevo, los mandamientos de la Iglesia nos ofrecen el estándar mínimo. Algunos eligen hacer ayunos más frecuentes y mucho más exigentes, y no solo por su posible beneficio físico, sino precisamente buscando los frutos espirituales que el ayuno produce en aquellos que lo hacen motivados por un espíritu de penitencia y que buscan crecer en su unión con Cristo.
¿Cuáles son entonces los días de ayuno y abstinencia establecidos por la Iglesia Católica? De manera preeminente son los días y tiempos penitenciales de la Iglesia, así como todos los viernes y el tiempo de cuaresma. Las prácticas penitenciales de estos tiempos ayudan a los fieles a prepararse a celebrar el misterio pascual con mayor fe y anhelo.
En un esfuerzo de mantener el carácter penitencial del día viernes, el día que Cristo sufrió y murió por nuestros pecados, se recomienda abstenerse de carne todos los viernes del año. Podemos sustituir esta forma de abstinencia por alguna otra, en los viernes que no son parte del tiempo de cuaresma. Esta sustitución, desafortunadamente, ha sido ampliamente olvidada y minimizada por muchos católicos al punto que, para muchos católicos, el viernes, así como el domingo, ha perdido todo su carácter especial y su asociación con los eventos de nuestra redención. Lo importante es recordar que todos los viernes son día de penitencia.
¿Cómo se aplica este mandamiento durante el tiempo de cuaresma? La abstinencia de carne es obligatoria el miércoles de ceniza y todos los viernes de cuaresma para las personas mayores de 14 años. La norma del ayuno se aplica el miércoles de ceniza y el Viernes Santo. Todos los católicos entre 18 y 59 años están obligados a ayunar en estos días.
Aun cuando estos son los únicos requisitos del mandamiento, debemos recordar que el mandamiento nos ofrece el mínimo estándar indispensable. Se nos motiva a buscar hacer mucho más. En la Iglesia Latina, las normas del ayuno y la abstinencia han sido reducidas con respecto a lo que eran en generaciones pasadas. Las Iglesias orientales siguen prácticas distintas, que pueden ser más exigentes.
Este mandamiento nos recuerda que el espíritu de penitencia es un elemento importante para vivir una vida sólida de discipulado cristiano. Nos recuerda que seguimos siendo vulnerables a nuestra propia inclinación hacia el pecado. Nos ayuda en nuestra conversión continua y en la profundización de nuestra hambre por las cosas del espíritu.