El tema del Jubileo 2025 – “Peregrinos de Esperanza” – nos convoca a cada uno de nosotros y a toda la Iglesia a renovar nuestro compromiso con Jesucristo y entre nosotros, ya que juntos somos peregrinos.
Nos podemos acercar a este tiempo especial de gracia de muchas maneras, incluyendo el aceptar el llamado a vivir nuestra fe católica en actos concretos de corresponsabilidad y caridad. El papa Francisco nos exhorta a dar testimonio de esperanza, viviendo como discípulos que llevan la luz a un mundo oscurecido por el pecado y necesitado de gestos de esperanza.
Con este espíritu de esperanza presento el tema de la Colecta Católica Anual de este año: “¡Fe en acción!”
La Colecta Católica Anual es más que un esfuerzo de recaudación de fondos. Expresa nuestra misión conjunta como Cuerpo de Cristo. La Colecta permite que la Arquidiócesis de Oklahoma City desarrolle y lleve a cabo ministerios que influyen e inspiran la vida de los feligreses en todas las parroquias del oeste y centro de Oklahoma.
Como discípulos de Jesús, estamos llamados a ser fielmente responsables de los dones que Dios nos ha confiado a cada uno. Todo lo que tenemos, cada respiro que damos proviene en definitiva de Dios. La corresponsabilidad cristiana lo reconoce y es el núcleo del discipulado.
Un cristiano responsable es aquel que recibe todos los dones de Dios con gratitud, que los cultiva con responsabilidad, los comparte con generosidad y finalmente los devuelve con creces a Dios. Para el discípulo cristiano, la corresponsabilidad es una forma de vida. Es una espiritualidad enriquecedora. La espiritualidad de la corresponsabilidad nos recuerda que dar es un acto de alabanza, un ejercicio de nuestro sacerdocio compartido originado en el bautismo.
Una de mis responsabilidades más importantes y una de mis mayores alegrías cada año es viajar por toda la arquidiócesis para celebrar el Sacramento de la Confirmación con nuestros jóvenes. (Lo llamo mi “Ruta Crismal” haciendo referencia a la ruta histórica Chisholm que pasaba por Oklahoma).
Presenciar las declaraciones públicas de fe mientras renuevan su compromiso bautismal y completan su iniciación en la Iglesia es profundamente inspirador, especialmente en un mundo en el que tantas personas no conocen a Dios o eligen alejarse de Él.
Atesoro la oportunidad de interactuar con estos jóvenes y con sus padres, catequistas y padrinos al escuchar historias de crecimiento espiritual y testimonios de conversión dentro de cada comunidad parroquial que visito.
Estos momentos sagrados son un testimonio de las muchas horas de educación religiosa y formación catequética llevadas a cabo por nuestros dedicados catequistas y familiares – una labor posible, en parte, gracias a su generoso apoyo de la Colecta Católica Anual.
Dar nuestro tiempo, talento y tesoro a Dios es un acto de fe, esperanza y caridad que llena de alegría nuestros corazones, y puedo ver esta alegría reflejada en las vidas de los jóvenes y sus familias. Es un recordatorio de cómo su generosidad contribuye a la misión de la Iglesia y nos permite cultivar y fortalecer la fe de las generaciones futuras.
Los exhorto para que oren en familia y consideren detenidamente cómo pueden apoyar la misión y los ministerios de nuestra arquidiócesis a través de actos de corresponsabilidad en este 2025.
¡Juntos, podemos garantizar que la luz de Cristo brille en nuestras parroquias, escuelas, hogares y comunidades!