P: Yo sé que todos estamos llamados a orar por vocaciones sacerdotales. ¿Como laicos, es apropiado sugerir a un muchacho que no es de mi familia, que el debería considerar el sacerdocio? ¿Si así es, como puede uno iniciar esa conversación?
Anónimo
R: ¡Esta es una gran pregunta! Una de las metas del arzobispo Coakley es crear una cultura de vocaciones donde es natural y universal que todo joven católico considere una vocación religiosa. Todos estamos invitados a construir esta cultura junto con el arzobispo. Por supuesto, esto significa orar con fervor al Señor de la cosecha que mande trabajadores para su cosecha. Pero como usted indica, también requiere escuchar al Espíritu Santo responder a nuestras plegarias moviendo nuestros corazones cuando vemos en particular, a jóvenes, y por alguna razón, nuestra mente los conecta con una vocación religiosa.
Cuando esta conexión sucede – viendo a alguien que seria un buen sacerdote o hermana religiosa – sería muy apropiado acercárseles y simplemente decir “He notado ‘esto’ de ti, y me nace animarte a que consideres si Dios te puede estar llamando a ser un sacerdote/religiosa.”
Creo que es bueno el ser personal y profundo en mencionar que fue eso que viste en él o ella que te hizo conectarlos con una posible vocación religiosa. (i.e. – Yo he notado que tomas tiempo para orar después de misa – o – He notado que haces visitas frecuentes al Santísimo – o – He notado que tienes una gran devoción a nuestra Santa Madre.) También seria prudente evitar preguntas que puedan exponer un discernimiento personal o información personal hacia ti. (i.e. – ¿Has pensado en ser un sacerdote/religiosa?) No hay que tocar tan fondo de su corazón en una pregunta. Simplemente puedes alentarlos a discernir la posibilidad, si ellos te ofrecen esa información, es su lugar.
Cada año, el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado de la Universidad de Georgetown, manda una encuesta a los sacerdotes ordenados en los Estados Unidos. Los hombres jóvenes siendo ordenados en el 2024 mencionaron que el 51% de ellos participaban en el grupo de jóvenes parroquial antes de entrar al seminario. 71% servían como monaguillos, 89% habían sido animados por alguien a considerar una vocación al sacerdocio y el 44% reportaron que esa persona fue alguien con la cual no tenían una relación familiar directa y solo eran feligreses de la misma parroquia. Esto significa que casi uno de cada dos hombres que fueron ordenados este año fueron animados a considerar el sacerdocio por alguien de su parroquia.
Una simple, humilde y amable sugerencia hacia la vocación sacerdotal es profundamente arraigada a un hombre que, a su tiempo, llega a la ordenación. A sí que, por favor, alienten a los jóvenes en su parroquia a discernir y déjenles saber que ven esas cualidades vocacionales en ellos. ¡Si lo ves, díselo!
Cuando busquen a alguien para animarlos a discernir una vocación religiosa, no busquen al que no tiene otra opción, si al que no encaja con sus compañeros, o alguien que no está interesado en una relación amorosa. Ninguna de esas características son señas de una vocación religiosa. Mejor, busca al que esta enamorado de Jesucristo, que ama a su Iglesia, que ama a nuestra Virgen Santísima, y que tiene una disposición a servir a los demás. Recuerde que las vocaciones religiosas que florecen desde nuestras parroquias y familias, no nos caen del cielo. Todos somos capases de cooperar con el Señor a llamar y apoyar a nuestros futuros sacerdotes y religiosas.
Padre Jerome Krug Párroco Socio, Parroquia de San Eugenio, Oklahoma City Capellán, Preparatoria Monte de Santa Maria Director Asistente, Vocaciones, Arquidiócesis de Oklahoma City