El drama y la tensión con la que hemos estado viviendo desde que COVID-19 comenzó a perturbar la vida tal como la conocemos en los Estados Unidos (y más allá) significa que para algunos de nosotros este día se ha retrasado, mientras que para otros todavía parece prematuro. Me refiero al hecho de que a medida que se publique este número del Sooner Catholic, se reanudarán las Misas públicas en Oklahoma. Tendremos diferentes reacciones a este desarrollo. Muchos están ansiosos. Otros, debido a la salud frágil u otras preocupaciones, no están listos para regresar.
¡Sin embargo, los fieles podrán participar cara a cara en la celebración de la Misa y recibir la Sagrada Comunión! Se reanuda la celebración de los sacramentos y muchas otras actividades pastorales. Pero, esta será una transición gradual.
No será un regreso inmediato a “una situación normal”. Quizás nunca vuelva a ser “una situación normal” . Hemos aprendido mucho sobre los beneficios y el potencial de las nuevas plataformas digitales para reunir y conectar a las personas. Nos hemos vuelto más conscientes de la importancia de las reuniones sociales, así como del distanciamiento social. Sin lugar a dudas, habrá muchas otras conclusiones valiosas de nuestra experiencia de estos últimos meses.
Incluso con la reanudación de las Misas públicas, todavía tenemos un número limitado de personas que se pueden acomodar en nuestras iglesias y otros entornos debido a la continua amenaza de infección.
Se necesitará paciencia y planificación. La exención de la obligación de asistir a la Misa Dominical sigue vigente. Hasta que se desarrolle una vacuna, continuaremos tomando muchas de las mismas precauciones que limitan la probabilidad de transmisión de este virus potencialmente mortal. Todavía limitaremos el tipo de contacto en el que podemos participar. Muchas de estas restricciones se describieron en los procedimientos y el cronograma que publicamos a principios de este mes para preparar la reanudación de las Misas públicas en Oklahoma.
Al desarrollar estos principios, consultamos pautas locales, estatales y federales. Rezamos y consultamos expertos médicos y líderes pastorales. Hicimos juicios prudentes basados en nuestra fe, buena ciencia y en nuestra obligación de aceptar responsabilidad personal y promover el bien común. Todos estamos unidos en esto, como se ha dicho tan a menudo en los últimos meses.
Reanudar las Misas públicas es un paso fundamental para nosotros. La Eucaristía es la fuente, la cumbre y el centro de nuestras vidas.
Estamos dando este paso durante los días previos a la celebración de Pentecostés. Oramos por un abundante derramamiento del Espíritu Santo sobre la Iglesia y nuestro mundo durante este tiempo de crisis. Oramos por una renovación en la santidad para que podamos ser testigos más creíbles de la esperanza que brinda nuestra fe.
A medida que reanudamos las Misas públicas y aumentamos el acceso a los sacramentos, el siguiente paso es prepararse para la reanudación segura y ordenada de otros tipos de actividades y reuniones pastorales. Estamos publicando un nuevo conjunto de pautas que también da dirección para muchas de esas actividades. Que el Señor continúe guiándonos y protegiéndonos durante este tiempo.
Gracias por sus oraciones y su paciencia unos con otros. Espíritu Santo, ¡Ven!, ¡Ven!