by Pedro A. Moreno, O.P. Secretariado de Evangelización y Catequesis
En mi última columna, mencioné algunos detalles del libro de los Salmos, pero necesito ampliar esas ideas.
Este libro, 150 expresiones de su divina majestad, tiene una capacidad única para fortalecer nuestra conexión más profunda e íntima con Adonai, el Señor. El tiempo dedicado a cada salmo es una gran oportunidad para pasar buenos momentos con Dios.
Adonai nos habla en cada salmo. Nos recuerda que, como nuestro amorosa padre y creador, siempre está con nosotros. El Señor está con nosotros siempre, y en cada situación, como lo ha estado con muchos otros a lo largo de los siglos.
Cada salmo es un recordatorio de que, a pesar de las muchas apariencias de lo contrario, y aunque no siempre somos fieles a él o a su voluntad, Adonai, el Señor, está con nosotros, amándonos, cuidándonos y protegiéndonos. Nunca estamos solos. Él está con nosotros a cada hora y durante todo el día.
Incluso cuando los salmos hablan de la obra de Dios en las vidas de otros, nos recuerdan el hecho de que, al igual que él obró maravillas y bendiciones en sus vidas, y acompañó a otros en sus momentos difíciles, el Señor también nos acompañará en nuestros momentos de alegría, en nuestros momentos difíciles y de angustia también.
Los salmos son oraciones poéticas e himnos dirigidos principalmente a Dios que celebran a Dios y le agradecen a Dios por siempre proveernos y guiarnos a la verdadera felicidad con él en este mundo y el más allá.
Los salmos atestiguan tanto la inmanencia como la trascendencia de Dios. El Señor está presente y es relevante para nuestro aquí y ahora. Él es una parte esencial de nuestra existencia cotidiana. El Señor también nos invita a unirnos a él para mirar más allá de nuestro alcance limitado actual para comenzar a contemplar todas las posibilidades a nuestro alcance cuando lo eterno es parte de nuestras consideraciones.
Tan únicos son los salmos al reunir a los que oran con él a quien le oramos, que son una parte esencial de la vida de oración oficial de la Iglesia. Los salmos se han organizado en un ciclo de cuatro semanas para oraciones de la mañana, tarde y otras. Esta agrupación de los salmos y otros textos bíblicos y de los Padres de la Iglesia (lideres de la Iglesia en los primeros siglos) se llama Liturgia de las Horas o Breviario. El contacto diario con estas oraciones es un requisito para los ordenados y los religiosos y religiosas. También es recomendable para todos los bautizados.
Haga que los salmos sean una parte regular de su tiempo dedicado a Adonai, el Señor. Vaya a la Liturgia de las Horas o simplemente vaya a su salmo favorito. Déjate ser amado a través de ese salmo, y al ofrecerlo como oración, ama de inmediato a Adonai. ¡Esto son realmente buenos momentos con el Senor!