La Hermana Galdeano, quien fuera directora de la Oficina Arquidiocesana de Ministerio Hispano, falleció en paz el 22 de febrero en Houston.
Al ver los retos que enfrentaba la comunidad católica hispana de la Arquidiócesis de Oklahoma City, el arzobispo Charles Salatka, tomó el primer paso para promover el ministerio con hispanos asistiendo él mismo a clases de español en San Antonio.
Fue en 1993 que el entonces arzobispo Eusebius Beltran estableció la Oficina de Ministerio Hispano en la Centro Pastoral Católico, con la encomienda de servir a la comunidad hispana de la Arquidiócesis. Asignó para ello a tres personas: El P. Don Wolf, la Hermana Galdeano y Ana Romero. “Considero que el trabajo de la Hermana Elsa en nuestra arquidiócesis fue una de nuestras más grandes bendiciones. Por medio de su palabra, su manera de ser y su actitud gozosa, compartía la Buena Noticia de Jesús con todos nosotros. Fue una trabajadora fiel y buena de Dios. Como mujer de valor que era, su ejemplo era más poderoso de sus palabras. A través de su ministerio, tanto la comunidad anglosajona, como la comunidad hispana, crecieron en fe, esperanza y caridad. ¡La Hermana Elsa Galdeano fue más que una “joya”, fue una santa!” Dijo el arzobispo Beltrán.
La Hermana Galdeano consideraba la evangelización como el eje central alrededor del cual todas las demás actividades giraban. Su enfoque principal fueron la evangelización, la educación religiosa, la vida familiar, los adolescentes y jóvenes, el programa Renew 2000, la liturgia y la espiritualidad.
Escribía homilías en inglés y español, tenía un programa de radio semanal, organizaba tres retiros anuales para familias, parejas y lideres parroquiales, estableció seis escuelas de formación en el liderazgo, trabajó con Encuentros juveniles y entrenó a catequistas y ministros de la comunión. Viajó muchas millas para visitar a la comunidad hispana esparcida en las parroquias a lo largo y ancho de la Arquidiócesis. La Hermana Galdeano trabajaba con comités de parroquianos y sacerdotes que no hablaban español para implementar misas en español en sus comunidades.
El eje central de su evangelización era a través del Movimiento de Cursillos.
“El movimiento de Cursillos en la Iglesia Católica busca enseñar a las personas ordinarias cómo evangelizar en su propio contexto,” dijo Hermana Galdeano. “Al encontrar primero a Cristo en sus propias vidas, las personas son invitadas a salir a sus alrededores para llevar su palabra al mundo y transformarlo por medio de su presencia y mensaje.”
Dos de los principales eventos que la Hermana Galdeano organizaba fueron la Misa Rural en los Campos, organizada cada año para toda la arquidiócesis y que buscaba integrar a las diferentes culturas en la Arquidiócesis y que concluía con una recepción, fiesta y oración.
“La Hermana Galdeano fue instrumental para hacer a la comunidad hispana sentir que éramos una familia,” comentó Lisa Carrasco. “Cientos de personas de todas partes de la Arquidiócesis se reunían para la misa en los campos. Desde Guymon hasta Altus, todos nos reuníamos para compartir nuestros dones y talentos.”
Ella comenzó también la celebración de la Fiesta en honor de Nuestra Señora de Guadalupe con una Misa Bilingüe en la Catedral de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. La procesión que antecedía a la misa iniciaba en la Parroquia del Sagrado Corazón, pasaba por la Iglesia de la Florecita y la Parroquia de los Santos Ángeles para finalmente llegar a la Catedral. Muchas personas, incluyendo sacerdotes, diáconos y religiosos participaban, así como matachines al frente de la procesión.
“Tuve la bendición y el honor de trabajar con la Hermana Elsa. Y le doy gracias a Dios por su presencia en nuestras vidas. La Hermana Galdeano era muy generosa y ayudar a los demás era su prioridad” dijo Romero. Sirvió al Señor y su pueblo con gozo y celo apostólico. Lo hizo como Hermana misionera, consejera, amiga y compañera en la arquidiócesis por más de 16 años. Dejó su huella en nuestros corazones. La extrañaremos profundamente.”