“Algo extraño está sucediendo: hay un gran silencio en la tierra hoy, un gran silencio y quietud. Toda la tierra guarda silencio porque el Rey está dormido.” Estas son palabras de una antigua homilía para el Sábado Santo que el Oficio de Lectura de la Iglesia ofrece para la oración cada año en ese día. Considera de una manera palpable y sugerente la pausa silenciosa entre la muerte del Señor el Viernes Santo y su triunfante resurrección el Domingo de Pascua.
Este número del Sooner Catholic se publicará el Domingo de Pascua, pero sospecho que para la mayoría de nosotros todavía parecerá que la Cuaresma larga de 2020 continúa. Todavía se siente mucho como el Sábado Santo. Estamos esperando con corazones llenos de esperanza. Hay “un gran silencio en la tierra hoy”.
Estamos refugiados en el lugar. Debido a nuestra preocupación por nuestra salud y la de los demás, estamos practicando el distanciamiento social para frenar la propagación del virus. Nos sentimos aislados. Echamos de menos nuestras rutinas ordinarias y contactos sociales. Ni siquiera nos hemos reunido para cantar nuestras alabanzas de Pascua con nuestra comunidad parroquial. No se celebra una Misa pública en ninguna de nuestras iglesias parroquiales para el Domingo de Pascua o en el futuro previsible. El ayuno cuaresmal continúa en la forma de un ayuno prolongado de la Sagrada Eucaristía.
"Algo extraño está sucediendo", ¿tal vez algo sin precedentes? Nadie que vive hoy recuerda que el 4 de octubre de 1918, se envió una carta a los sacerdotes de la Arquidiócesis de Filadelfia durante una crisis similar que decía:
Reverendo y Estimado Señor: Por la presente, dirigimos su atención a la orden de la Junta de Salud, emitida el jueves 3 de octubre, que prohíbe asambleas de todas las personas en las iglesias y escuelas de Filadelfia hasta nuevo aviso.
Suyo fielmente en Cristo,
+ D.J. Doughterty Arzobispo de Filadelfia
Indudablemente, tales prohibiciones fueron comunes durante la pandemia de la influenza de 1918. Esa crisis ya pasó y ésta también pasará. Dios está con nosotros.
Podemos continuar experimentando durante bastante tiempo el miedo, la vulnerabilidad, la inseguridad económica y la carga de nuestra propia mortalidad a raíz del coronavirus, COVID-19. Nuestra propia experiencia de la alegría y la victoria de la Pascua podría retrasarse este año. Pero Cristo ha resucitado. ¡Realmente ha Resucitado!
Jesús, el Hijo de Dios, asumió nuestra debilidad y mortalidad humana. Las abrazó para que no sufriéramos solos. Nos invita a unir nuestras angustias y sufrimientos a los suyos mientras se ofrece a si mismo al Padre por nuestros pecados y los pecados del mundo.
¡Esta crisis pasará porque Jesucristo es victorioso! Porque Dios es fiel ¡Su misericordia perdura para siempre! Es posible que tengamos que experimentar la espera del Sábado Santo un poco más, pero es un momento lleno de gracia. Durante este tiempo, nos estamos volviendo más conscientes de las necesidades de los demás. Espero que seamos más pacientes, amables y comprensivos con los demás. Todos estamos soportando cargas similares, aunque algunas son más pesadas que otras.
Le pido a Dios que nuestra experiencia de solidaridad provocada por la pandemia global del coronavirus, COVID-19, continúe encontrando expresión en nuestras actitudes y acciones mucho después de que pase esta crisis. Mi oración es que nuestro anhelo actual por la Sagrada Eucaristía y los sacramentos produzca un compromiso renovado de compartir plenamente la vida y los sacramentos de la Iglesia mucho después de que nuestras Misas a través del internet y las iglesias cerradas den paso a puertas abiertas y celebraciones en persona de la Misa y los sacramentos una vez más.
Sobre todo, le pido a Dios para que podamos experimentar nuevamente nuestra necesidad del Señor, quien solo puede satisfacer los anhelos más profundos de nuestros corazones y que podamos recurrir a él y encontrar la alegría. Él nos ofrece su amistad, y no hay mayor consuelo que eso.
Mi oración es que la invitación que recibimos cuando estuvimos marcados con cenizas para comenzar esta Cuaresma tan larga encuentre un nuevo significado en esta temporada de Pascua: arrepiéntase y cree en el Evangelio.