Este 28 de septiembre tendré el privilegio de ordenar a una generación de diáconos transicionales del North American College en la Basílica de San Pedro en Roma. Entre este grupo de hombres procedentes de diferentes diócesis de todo Estados Unidos, se encuentra uno de los nuestros: Stephen Jones.
Stephen ha sido seminarista de la Arquidiócesis de Oklahoma City desde el 2018. El servicio en el diaconado transitorio es el último período de preparación de un hombre antes de ser ordenado sacerdote de Jesucristo al servicio del Pueblo de Dios. Si Dios quiere, Stephen será ordenado sacerdote en junio del 2024.
Recientemente, el 12 de agosto, tuvimos la gran alegría de ¡celebrar la ordenación sacerdotal del padre Rodrigo Serna! Las ordenaciones son acontecimientos en los que experimentamos de modo conmovedor la providencia, la cercanía y la fidelidad del Señor a su Iglesia. Nuestra arquidiócesis ha sido bendecida por las vocaciones del padre Rodrigo y Stephen. Además de Stephen, tenemos otros 17 seminaristas en proceso de discernimiento vocacional y formación sacerdotal en respuesta a la invitación del Señor.
La labor de promover las vocaciones al sacerdocio y formar a los seminaristas para que sean los futuros sacerdotes que necesitamos es un ministerio esencial encomendado al obispo de una diócesis. Es un ministerio que me tomo muy en serio, pero que no asumo solo.
Contamos con una amplia colaboración en nuestra arquidiócesis para edificar una cultura vocacional. Tenemos tres sacerdotes que trabajan en nuestra Oficina de Vocaciones, así como personal laico profesional dedicado y sin el cual el trabajo bien hecho de la oficina no podría cumplirse.
Tenemos una Comisión de Vocaciones formada por sacerdotes, laicos, religiosos y religiosas que consultan y examinan conmigo el itinerario de formación de nuestros hombres que responden al llamado del Señor. También tenemos al activo Club Serra, que ofrece formas prácticas para que todos los miembros de la Iglesia ayuden a edificar esta cultura vocacional – que incluyen actividades de oración, educación y promoción. (serraokc.org)
Cada miembro de la Iglesia – sacerdotes, religiosos y laicos – está llamado a contribuir a la edificación de una cultura de vocaciones. Les aseguro que en nuestra arquidiócesis se está haciendo un gran trabajo en este sentido.
A la vez que reconozco la importancia y lo esencial de la labor que realizamos en la arquidiócesis, también quiero subrayar que sólo el Señor puede llamar y facultar sobrenaturalmente a una persona para que responda a su voluntad. La primera vocación que todos compartimos es la vocación a la santidad. Es un llamado al discipulado misionero.
Dentro de este llamado universal a la santidad, para ser parte activa y vital en la misión de la Iglesia, cada uno de nosotros tiene una manera única y personal en la que el Señor quiere que nos convirtamos en los santos que Él desea. No podemos decidir por Dios, ¡ni tenemos por qué hacerlo!
En nuestra cultura se nos presiona tanto para que nos descubramos, definamos o nos inventemos a nosotros mismos, para que creemos nuestro propio significado, para que demos sentido a nuestras vidas. Gracias a Dios, los cristianos católicos no tenemos que ocuparnos de estas cuestiones tan frustrantes y llenas de ansiedad.
Dios es quien nos ha creado y nos ha conferido la dignidad, el sentido y el propósito. Dios es el autor de nuestra misión y nos llama a seguirlo en lo concreto de nuestras vidas.
La ordenación de Stephen Jones, y todas las ordenaciones, ofrecen a la Iglesia una oportunidad para hacer una pausa, recordar la bondad de Dios y renovar nuestra apertura a lo que el Señor nos llama a hacer en nuestras vidas.
No necesitamos preguntarnos ni preocuparnos o dudar si Dios nos proveerá y cuidará de nosotros – como individuos, como familias, como parroquias, como arquidiócesis o como Iglesia universal.
Dios es un Padre bueno y amoroso, y está a cargo. Llama a personas comunes y corrientes como tú y como yo a ser sus discípulos con misiones tan únicas e irrepetibles como lo somos cada uno de nosotros.
Esta semana, por favor, unámonos en oración por el crecimiento de la santidad de todos los fieles en la Iglesia, por el continuo crecimiento de una cultura vocacional en la Arquidiócesis de Oklahoma City, para que el Señor llame a los hombres a servir en su altar, y por Stephen y sus compañeros mientras responden a ese llamado y que nos recuerdan que Dios responde a nuestras oraciones y hace fructífera nuestra labor.