La época de nuestra renovación cuaresmal está sobre nosotros. El Miércoles de Ceniza, fuimos marcados con cenizas y exhortados a arrepentirnos y creer en la Buenas Nueva, el Evangelio de Jesucristo. Estos 40 días son un viaje de fe y conversión que conduce a la renovación de nuestro compromiso bautismal en la Pascua, o para aquellos que viajan como catecúmenos o candidatos, esta época lleva a la celebración de los sacramentos Pascuales con nosotros por primera vez.
La Cuaresma es un tiempo para experimentar nuevamente la Buena Nueva de que Dios nos ama, que envió a su Hijo Jesús a sufrir y morir por nosotros, que ha vencido el pecado con su victoria sobre la muerte y que nos ha dado una parte de su propia vida con al derramar el Espíritu Santo en nuestros corazones.
Somos sus amados hijos e hijas. Jesús, Nuestro Señor, nos ha precedido para prepararnos un lugar en la casa del Padre. Somos herederos de un reino celestial que estamos llamados a promover y avanzar a través de las obras de caridad, justicia y misericordia.
Oro para que cada uno de nosotros, cada miembro de los fieles, cada hogar, cada parroquia, encuentre un camino fructífero conformado por las tres disciplinas tradicionales de oración, ayuno y limosna durante estos días santos.
Al comenzar esta época de la Cuaresma, quiero proponer algunos recursos adicionales para ayudar a fomentar no solo la conversión personal, sino también la renovación dentro de nuestros hogares, parroquias, escuelas y programas catequéticos y grupos de discipulado de cualquier tipo.
El año pasado, como parte fundamental de nuestro proceso de planificación pastoral arquidiocesana, publiqué una carta pastoral llamada “¡Vayan y Hagan Discípulos! Construyendo una Cultura de Conversión y Discipulado para la Arquidiócesis de Oklahoma City”. La carta pastoral es una reflexión extendida sobre la Parábola del Sembrador que encontramos en Mateo 13.
Nos invita a considerar que la productividad de la cosecha depende de la calidad del suelo. Nos invita a cultivar una buena tierra y eliminar los obstáculos de nuestros corazones y nuestras comunidades que impiden que la Palabra de Dios dé buenos frutos dentro de nosotros. Este es un paso esencial en la construcción de una cultura de conversión y discipulado misionero mientras nos preparamos para un nuevo Pentecostés y avanzamos en una nueva evangelización para la renovación de la Iglesia en Oklahoma.
Les he pedido a nuestros sacerdotes y diáconos que ayuden a alentar a todos los fieles de la arquidiócesis durante la Cuaresma a leer y estudiar la carta pastoral: “¡Vayan y Hagan discípulos! Construyendo una Cultura de Conversión y Discipulado”. Nuestro personal recientemente completó dos guías de estudio (otras están por llegar) para ayudar a individuos, familias y pequeños grupos de todo tipo a profundizar en la reflexión sobre la enseñanza de la carta pastoral.
Uno de los recursos es una guía de estudio de una sesión. El otro es un estudio de cinco partes destinado a ayudar a los participantes a profundizar en el contenido de la carta pastoral. Otras guías especialmente escritas para familias, niños y jóvenes están casi completas.
El otro recurso que los animo a dedicarle un poco de tiempo durante esta Cuaresma es el plan pastoral, que se presentó en la Convocatoria Arquidiocesana en diciembre. "Visión 2030, un Plan Pastoral para la Arquidiócesis de Oklahoma City" está destinado a ser leído a la luz de la carta pastoral y viceversa. Los dos van juntos. Visión 2030 presenta un plan que es el fruto de más de dos años de discernimiento y consulta. Guiará las actividades pastorales de la arquidiócesis durante los próximos 10 años.
Articula nuestras prioridades pastorales, comenzando con la construcción de una cultura de conversión y discipulado. Las otras prioridades incluyen fortalecer la educación y la formación, abordar las necesidades únicas de los jóvenes, fortalecer los matrimonios y la vida familiar e integrar nuestros esfuerzos ministeriales para atender mejor las necesidades de nuestra creciente población hispana y otros grupos culturales.
Durante los años venideros, todas estas prioridades se abordarán a través de los lentes gemelos del amor a Dios y el amor al prójimo. Tengan la seguridad de mis oraciones por una Cuaresma fructífera y una rica cosecha de santidad.