La historia de la Iglesia Católica en Oklahoma es fascinante y continúa desarrollándose en nuestros días. Fue un intrépido grupo de monjes misioneros Benedictinos los que llegaron a Oklahoma en 1875 y establecieron la primera misión católica en territorios indios. Se llamaba Misión del Sagrado Corazón y después se convirtió en la Abadía de San Gregorio. Eventualmente, el Obispo Theophile Meerschaert fue nombrado Vicario Apostólico del territorio indio en 1891; para después, en 1905, convertirse en el primer obispo de Oklahoma.
La semana pasada se cumplió el 50 aniversario del establecimiento de la Arquidiócesis de Oklahoma City, que sucedió cuando la Diócesis de Oklahoma City y Tulsa (así se le conocía desde 1930) fue dividida para formar la Arquidiócesis de Oklahoma City y la Diócesis de Tulsa el 6 febrero de 1973.
En los últimos 50 años, la Arquidiócesis de Oklahoma City ha seguido llevando adelante la misión que se nos ha confiado a todos: “ir y hacer discípulos”. Un medio a través del cual llevamos a cabo esta misión en la arquidiócesis es la Colecta Anual Católica (que comienza esta semana), y que nos ayuda a financiar los ministerios que llevamos a cabo para el beneficio de las parroquias del centro y el oeste de Oklahoma.
Entre muchos otros programas, la Colecta Anual Católica provee recursos para llevar a cabo programas de enriquecimiento matrimonial y familiar, educación para personas de todas las edades, ministerio para los jóvenes y jóvenes adultos, pastoral universitaria, promoción de vocaciones al sacerdocio, así como la formación continua y el cuidado de nuestros sacerdotes.
El tema de la Colecta Anual Católica este año es “Dios se revela a Sí mismo”. Dios nos revela su amor por nosotros a través de su Palabra y los sacramentos de la Iglesia. Se nos revela también en su providencia amorosa y en los eventos que forman la historia de nuestras vidas.
Se nos revela en aquellos que sirven y cuidan a los demás, especialmente a los más pequeños entre nosotros. Nuestra donación a la Colecta es una manera en la que podemos participar de la misión compartida de hacer que muchas más personas en Oklahoma y en todo el mundo conozcan, amen y sirvan a Dios.
La próxima semana, abriremos un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia en Oklahoma en nuestra Arquidiócesis. La semana del 12-19 de febrero, llevaremos a cabo una variedad de eventos que culminarán con la dedicación del Santuario del Beato Stanley Rother en un terreno de 53 acres.
El santuario será una parroquia para muchos, especialmente para miembros de nuestra creciente comunidad hispana, pero será también un lugar de peregrinación para todos y un lugar donde se llevarán a cabo eventos arquidiocesanos grandes.
La pieza central del Santuario es por supuesto la hermosa iglesia estilo español colonial con una capacidad de 2,000 personas, en donde estará también una capilla donde descansarán los restos del Beato Stanley. Se convertirá en la iglesia más grande de Oklahoma y un lugar de alabanza pública, así como también un lugar íntimo para la oración.
En los terrenos del Santuario se encontrará también un museo y centro de peregrinos, que introducirá a los peregrinos que nos visiten a la vida y significado de nuestro mártir de Oklahoma, el primer sacerdote y mártir nacido en los Estados Unidos en ser beatificado por la Iglesia Católica.
Los amplios terrenos incluyen también una réplica del cerro del Tepeyac, donde la Virgen María se apareció al indio Juan Diego en 1531, y comenzó a través de ella la evangelización del Continente Americano.
El santuario busca glorificar a Dios y recordarnos que todos estamos llamados a la santidad compartiendo el trabajo de la evangelización e inspirados por el testimonio y ayuda de las oraciones de Nuestra Señora de Guadalupe, San Juan Diego, el Beato Stanley Rother y todos los santos.
La historia de la Iglesia Católica en Oklahoma aún no termina. El Beato Stanley Rother es una figura importante en ella, pero cada uno de nosotros está llamado a hacer su parte en el apoyo a la misión de la Iglesia de ir y hacer discípulos.