El 22 de enero de 1973 es un día solemne que pasará a la historia de nuestro país como un día de “infamia”. Hoy, el 24 de junio, en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, esa infamia ha sido significativamente corregida.
Se espera que antes que termine el mes de junio, la Corte Suprema de los Estados Unidos tome una decisión en el ya anticipado caso Dobbs, sobre el aborto.
Pienso que podemos admitir que los últimos años han estado llenos de cambios rápidos en nuestro mundo, en nuestro país, en nuestra Iglesia y nuestra arquidiócesis.
El frenesí causado por la filtración del borrador de la opinión del Juez Alito que anticipa una decisión en el caso Dobbs, y que podría revertir la famosa resolución de Roe vs. Wade, ha sido discordante.
“El pastor no huye a la primera señal de peligro”. Estas palabras del beato Stanley Rother nos ofrecen un buen resumen del mensaje del Domingo del Buen Pastor que la Iglesia observa cada año en el cuarto Domingo de Pascua.
“Mayo es el mes de María, y me maravilla y no sé por qué”. Así comienza el poema “El Magnificat de mayo” de Gerard Manley Hopkins. Deberíamos maravillarnos también.
Al tiempo que nos acercamos como Iglesia a la celebración de la Semana Santa y otro Triduo Pascual, algunos podrían preguntarse lo que significa la Pascua en estos tiempos difíciles.